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Apuntes literarios

José Donoso

Edith Migliaro

Considero que el mejor homenaje que puedo hacerle a José Donoso, perteneciente a la generación del 50, llamada en Chile, década del boom latinoamericano, es reflejarlo a través de algunas de las entrevistas que otorgó.
Hubo revelaciones tras su muerte, que fueron publicadas en “Correr el tupido velo” obra escrita por su hija adoptiva Pilar Donoso, casi una biografía, en la que devela ciertas particularidades de su familia en especial de su padre, no me gustaría detenerme en esos detalles, que conforman su vida estrictamente personal y seguramente moldearon su naturaleza, prefiero recordarlo como un notable autor de maravillosos libros y, por citar algunos: Lagartija sin cola, Coronación, El lugar sin límites, El obsceno pájaro de la noche, La misteriosa desaparición de la marquesita de Loria.
De la entrevista realizada por Alicia Torres y publicada por Brecha, periódico uruguayo, supimos que se asomó a la literatura, según sus propios dichos, primero por curiosidad, luego apareció la ambición que al desaparecer dio paso al deseo franco de hacer una obra importante. Considera a la literatura como un virus, que uno no elige pero siempre puede más que la voluntad, en realidad la considera indefinible, es algo ambiguo que va del miedo a racionalidad, sumamente irracional relacionado con la imaginación, la sensibilidad, el afecto, la memoria, pero poco con la razón. Sostenía que el humanismo estaba en crisis, por estar en una era posindustrial, donde todo se relaciona con la ciencia y la tecnología, sin ninguna seguridad de que vaya a desaparecer la literatura, en un mundo que está dejando de ser personal, y como la historia se conoce a través de lo individual luego y por lo tanto: se transforma en subjetivo. Pensaba que lo positivo de toda crisis, es que sumergía en un mar de interrogantes sin respuestas que nos conduciría al camino de la imaginación. Se consideraba una persona pesimista por lo que para él, la tradición era una gran tela de araña que sostenía al creador sobre el vacío existencial. Definía el Boom de la novela latinoamericana como un niño frente a un espejo, tocándose para conocerse, por un momento pareció que todos los escritores estaban alrededor de lo mismo, pero, de ese esfuerzo solo rescataba cuatro o cinco novelas magistrales: Rayuela de Cortázar, La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, La casa verde de Vargas Llosa, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, y alguna de Onetti (sin nombrar ninguna en especial). Confesó que aprendió de la novela que retrata espacios extensos: la ciudad como espacio vasto, al modo de Fuentes; el sentido de lo mágico, de la maravilla de García Márquez, de Cortázar que podía existir una gran hermandad entre los hombres, ya que ambos estaban lejos de su tierra, añorando a dúo con él y sintiéndolo en paralelo.
Interrogado sobre la nueva narrativa latinoamericano respondió: “Totalmente diferente. No hay proyecto, nadie conoce a nadie (o casi), es fragmentaria, está totalmente desarticulada. Una de las características de la gente del boom, fue el traspaso de fronteras. Esa unidad que la gente veía, sentía, hacía que se interesaran, leyeran, conocieran lo que se escribía en otros países. En referencia a su obra creía en que tuvo una etapa realista, en la que, como la antigua novela chilena, reflejaba esa sociedad, después vino un periodo experimental, en la cual la “forma novela” era cuestionada, retorcida, puesta a prueba, de la que surgieron grandes novelas enciclopedistas, pero siempre basadas sobre experimentación formal, y finalmente un período de conformidad, como una vuelta a las fuentes clásicas, pero llevando en si todo lo se aprendió en el camino y con todas las formas por las que pasó.
Su novela El obsceno pájaro de la noche es, según el epígrafe de Henry James que encabeza la obra, el ave que canta en ese trágico bosque de tinieblas, que todos llevamos dentro, una síntesis casi perfecta de su contenido. En esta historia de seres ambiguos y monstruosos que entrelazan sus vidas, Donoso utilizó un claro estilo realista, narra una novela dentro de otra, en su estilo narrativo depurado hace que el silencio sea tan importante como lo dicho. En cuanto a Casa de campo ha sido, para muchos, su obra más metafórica, donde alude a la dictadura chilena, con personajes de la oligarquía que echaban un pesado manto sobre asuntos que incomodaban o podían atentar contra sus familias. Tema que vuelve a tocar en Coronación, novela inédita que surgió de papeles que Donoso vendió a la Universidad de Princenton. Lagartija sin cola aborda la sexualidad oculta, el fracaso del artista, y la imposibilidad de las relaciones humanas duraderas.
Para concluir, si entramos en una librería, imprescindiblemente regalémosnos el enorme placer de leerlo.

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marta rosa mutti

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