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Las meninas

Julia Mansi

Las Meninas

 

“Las Meninas” o “La familia de Felipe IV”, una obra maestra del pintor Diego Velázquez terminada en 1656, cuando reinaba dicho rey, penúltimo de la dinastía de los Austrias. Es una de las pinturas más analizadas en el mundo del arte, por sus contenidos ocultos y simbolismo. Muy rica en espacios representados y otros ilusorios. Velázquez se destaca en el tratamiento de la luz. En este cuadro la que cae sobre la infanta y su grupo, proviene de una ventana que no se ve, y esto marca su importancia como la más significativa. Luego, luz la que entra desde la puerta abierta del fondo, donde se perfila la imagen del aposentador, proyectándola hacia los espectadores. Otro resplandor incide sobre el techo y parte de la habitación además del pequeño reflejo del espejo.
Todos estos rayos que van de arriba abajo, de izquierda a derecha crean una ilusión de planos. Llena la obra de espacios de sombras y contraluces, que nuestra mirada recorre en detalle.
Si a la obra la dividimos en planos podemos observar en primer lugar a los bufones, el perro, la infanta, las meninas y el mismo pintor. En segundo plano esta la encargada de cuidar a todas las doncellas en conversación con un guardadamas que está mirando la tela. En el tercer plano está la figura de José Nieto que parece retirarse y el espejo que refleja a los monarcas.
Sus personajes casi de tamaño natural, deslumbran. La infanta, de cinco años,hija del rey Felipe IV y de Mariana de Austria es el principal. Personaje real que más veces retrató Velázquez, desde sus apenas dos añitos, comprometida con su tío materno Leopoldo, al cual el pintor le enviaba dichos cuadros, para informarle de su crecimiento.
En esta puesta en escena, en este instante fotográfico, los sentimientos danzan junto a esa luz que entra por la puerta del fondo y eclosiona junto al polvillo luminoso de las ventanas. Unas abiertas y otras cerradas, dan profundidad y perspectivas a la obra.
La pequeña Margarita tiene ansias de ser admirada. Sed que arrastra de un pasado entre coronas y laureles. Rodeada de una corte con caretas de cortesía, observa la intimidad del plebeyo pintor.

las meninas Una de las meninas, María Agustina, le ofrece con sus manos en cuenco, penas ocultas en un fresco búcaro de barro, pequeña vasija de arcilla porosa y perfumada.

las meninas La de su derecha está en actitud de hacer una reverencia, son modales inconscientes hacia la heredera de un trono. La entrega de la menina por complacerla, es total.

las meninas Los bufones de la corte, la enana Mari Bárbola, el enano Nicolasito que molesta al perro, un mastín español, son símbolos de la envidia, la codicia y el mal molestando a la fidelidad. Parece ser, un instante interrumpido por algo o alguien. Por eso estas figuras están pintadas con movimientos, nos damos cuenta por sus acciones y miradas.

las meninas La sonrisa del pintor nos compromete. Nos mira como esos tres personajes y nos invitan a pasar para descubrir sus historias. Una historia recae en el aposentador de la reina. Éste pasa hasta el umbral, lo observa. Siente la sangre de su cuerpo fluir como agua de cataratas. Cierra los ojos y confundido sale, o dolido por la aparentada intimidad.

En esta obra el autor se autorretrata con la familia real, logra tener reconocimientos que tanto ansiaba y demostrar la relación personal con el monarca. Mucho después, en 1659, obtiene el título como Caballero de la Orden de Santiago cuyo emblema es una cruz. Según se dice, fue pintada por el propio rey, porque cuando termina la obra, aún no tiene este reconocimiento.
Lo que pinta Velázquez es el retrato de los monarcas. El espejo devuelve esas dos imágenes ocultas vestidas de reyes. La penumbra los desdibuja, los absorbe.
La textura de esta obra representa a una familia real sin prejuicios desde de la paleta de un pintor que no tiene escrúpulos, sino deseos de vencer.


 

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